El modelo de ciudad propio de nuestra región es el de la ciudad compacta, densa y que mezcla los usos de forma equilibrada. Es el modelo histórico común de la ciudad europea-mediterránea. Es una forma urbana que fomenta la inclusión y la aceptación de la diversidad, es más resiliente ante las crisis y más sostenible.  

Las primeras operaciones de crecimiento urbano que abordó el INCASÒL fueron una oportunidad de aplicar las premisas de este modelo de ciudad, materializado en forma de ensanche, en los nuevos barrios que promovía la Generalitat democrática. De esta manera, se actualizaba y revalorizaba un modelo urbano histórico que se había ido abandonando a lo largo del siglo XX ante otros modelos como los polígonos, las ordenaciones abiertas y de bloques o diferentes modelos de ciudad dispersa.